Las exequias de CAP sirvieron a los adecos para:

domingo, 9 de octubre de 2011

14.000 huérfanos o cómo la Iglesia mató a Peter Pan

"'Vienen por nuestros hijos', eso lo están repitiendo otra vez por todos lados. Están tratando de elevar los niveles de terror porque es la batalla psicológica (...) Esto del rumor, planificado de manera perversa, es capaz de alterar la paz de un sector o de un país completo", advirtió el Presidente de la República. Chávez calificó como perversa la guerra psicológica que los sectores radicales de la oposición están emprendiendo con la finalidad de sembrar el miedo en la población. El fin no podía ser más vil: diseminar el miedo entre la oligarquía y la clase media dejando entrever que nuestros niños serán secuestrados por Chávez y Fidel para adoctrinarlos y convertirlos años después en unos “monstruos comunistas”.
Sigue Chávez: “La batalla la llevan al frente educacional, con las armas más innobles. En la zona que en Caracas llaman "los montalbanes" (Montalbán) circula un impreso que termina alertando: "Vienen por nuestros hijos. No permitan que nos los quiten". No es novedad, prosigue el Comandante, hace años lo estuvieron repitiendo y tuvo sus perniciosos efectos. Muchas lo creyeron…”.

Fidel y Chávez son fisgones
Esta campaña de miedo, que proviene de los polvorientos y ruyidos manuales que la CIA utilizó sin éxito para destruir la Revolución Cubana, además de carecer de creatividad y tener un componente inhumano y genocida, se suma a toda una sarta de mentiras distribuidas mediáticamente por los fascistas de comunicación. Una señora muy conocida por su irrefrenable escualidismo, por ejemplo, comentaba que los chamitos que iban de casa en casa cambiando bombillos eran representantes del G-2 cubano y que dichas lámparas poseían un dispositivo que filmaba las interioridades de los hogares. “Al final del día, Fidel y Chávez se ponen a fumar tabaco y a ver qué hace uno en su casa. ¡Imagínese doñita!” decía la vieja a otra dama en vías de caer en el tremendal de la disociación. Yo, que ese día andaba de vago por ese pudiente vecindario, y que casualmente no me caracterizo por lo melifluo ni edulcorado de mis apreciaciones, harto de tamañas barbaridades le espeté con sorna: “Imagínese a Fidel y Chávez cagados de la risa de tanto verle el culo a viejas como usted”. Por supuesto, el insulto estalló.
 Esta campaña se une a la denuncia gringa de que la fábrica iraní de bicicletas ubicada en el Oriente del país se dedicaría al enriquecimiento de uranio para allí mismo fabricar bombas atómicas. “¡Bicicletas atómicas!” gritó nuestro Presidente que, como barinés de pura cepa, es un impenitente mamador de gallo. “Chávez prohibió los tintes de pelo” se desgañotaba diciendo un amanerado estilista de pantalones pegaditos y piercing en su lampiña barriga. “Está prohibido tirar en los moteles. Ahora habrá que pedir permiso en las prefecturas y se darán sólo 10 permisos al día”, decía muy seria una catira que estaba más buena que sabañón en chinchorro. Y pare de contar, porque la lista de mitos creados en los laboratorios de guerra sucia es más larga que una semana sin carne.

Con Gerardito no te metasMi hijo Gerardito, hoy estudiante de Ciencias Políticas y revolucionario de uña en el rabo, era el niño más ladilla y malcriado del mundo. Que se montaba, que se bajaba, que cuqueaba a las hormigas y lo picaban, que decía vulgaridades delante de la gente, que brincaba, que armaba berrinches: era un verdadero sofoco para su atribulada madre. Cuando ella a principios de la Revolución presa del pánico me dijo que en el colegio el director había advertido que Chávez y su tribu de rufianes planeaban llevarse a los chamos para no se sabe dónde, para convertirlos en comunistas comeniños, le dije con alguna alarma: “Ahí sí que Fidel y Chávez se equivocaron. Si se llevan al niño te aseguro que en una semana lo devuelven, porque verdaderamente Gerardito los va a volver locos. De paso, si se lo llevan, ahí descansamos un poquito de ese diablillo”. La mujer, por supuesto, entendió el chiste.

Sin embargo, hay gente que todos los días recibe su dosis de veneno, Globoterror mediante. Así va funcionando la estrategia de ablandamiento mental que denuncia Chávez, y sus infelices víctimas terminan creyendo a pie juntillas todas las mentiras que le venden. Y esta denuncia acerca de la reedición de la abominable Operación Peter Pan que montó la CIA en Cuba nace de la desesperación imperialista por el avance de la Revolución por lo que busca impactar en lo más profundo de la psiquis humana: en su emocionalidad. Por eso merece, que más allá del chiste y la anécdota, la conozcamos y consideremos con toda seriedad porque reviste un gran peligro.

Qué es la Operación Peter Pan Peter Pan es un personaje de la industria de la alienación llamada Walt Disney. En ella “Wendy, John y Michael son tres hermanos que se divierten por las noches antes de dormir con las historias que Wendy cuenta sobre Peter Pan, un niño que nunca crece y el Capitán Garfio, su peor enemigo.” vomita Wikipedia. La CIA bautiza con ese nombre a una operación clandestina que consistía en sembrar el terror en la población cubana propalando la idea de que la revolución secuestraría a los niños de la isla para llevarlos a adoctrinarse a la Unión Soviética. Pero no todo queda allí. Simultáneamente se organizó la captación de niños cubanos de familias víctimas de la jugada que gustosos entregarían sus niños para ser “salvados” llevándolos a Estados Unidos. El resultado fue una diáspora infantil en Estados Unidos que separó a padres e hijos cubanos en una malvada escalada de miseria.
En Cuba fue usada la consigna impresa en panfletos que circulaban prolijamente: "Madre cubana, no te dejes quitar a tus hijos! El gobierno te los quitará cuando cumplan cinco años y te los devolverá a los 18, cuando esto ocurra serán unos monstruos materialistas".
Los creativos del terror imperialista diseñaron y distribuyeron en las Iglesias de la isla la presunta ley que no tardaría Fidel en aprobar para secuestrar a los niños. María Leopoldina Grau Alsina, agente de la CIA en Cuba y una de las organizadoras de la operación "Peter Pan", confesó: "En verdad, hicimos correr el rumor de que el gobierno comunista era absolutamente el dueño de los muchachos y que los padres perderían el derecho sobre los niños. Que los mandarían para Rusia. Era una manera de desestabilizar al gobierno, que la gente comenzara a perder fe en la Revolución (...) en la guerra todo está permitido".
Monseñor Bryan Walsh, sacerdote irlandés, fue el principal ejecutor de la brutal operación en coordinación con la CIA y las jerarquías católicas de la Florida y Cuba. Tratando de justificarse el clérigo admitió que: “la Operación Peter Pan se diseñó para que los niños estuvieran por breve tiempo en Estados Unidos, regresando a Cuba después de triunfar la invasión de Bahía de Cochinos”. No contaba el cura con que en Playa Girón los gringos morderían el polvo.
Más evidencia en contra de la podrida jerarquía eclesiástica y sus nexos abyectos con el imperialismo, no cabe. Hoy día, en Venezuela, la arremetida eclesiástica consigue su ariete en Baltazar Porras Cardozo, el golpista y fascista ensotanado de la oligarquía, quien ha dicho a los 4 vientos que Chávez pretende “adoctrinar e ideologizar a nuestros niños para esconder los estragos que su política comunista causa en el país”. Por eso Peter Pan no es el inocente personajillo de un cuento, sino una arremetida imperialista que pretende socavar la bases de la Revolución, la misma que, por cierto, se ha constituido en primera defensora de la unidad familiar, la adolescencia, la infancia y los derechos humanos.

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