Con mucho alegría, brincando y saltando para poner a la ciudad bonita, igualito cuando recibimos a un pana querido en nuestros hogares, los barineses nos vestimos de punta en blanco para recibir, no a un Míster Dánger de pelo catire que viene a cambiarnos espejitos por diamantes ni a una estrella del “choubisnes”, sino nada más y nada menos que al aymara Evo Morales, Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, quien llegó a casa invitado por nuestro Comandante Presidente.
Al trote, arriados por el dinamismo del camarada Hugo Chávez, los distinguidos visitantes se alinearon con ministros, el Gobernador Adán, su tren Ejecutivo y mucho champú de pueblo para darle praxis a un hermanamiento entre nuestras dos patrias que ayer silentes compartían el dolor del coloniaje y que hoy rompen cadenas para liberarse como pueblos.
El resultado no se hizo esperar: una catajarra de acuerdos se suscribieron entre ambas naciones para seguir avanzando y el indio Evo, lleno de sudor y con polvo de los mismos caminos que ayer transitó Zamora triunfante, manifestó sentirse impresionado de nuestros logros en materia social y en el florecimiento de muchas, por bojote, unidades de producción socialista que, conforme a la vocación productiva de nuestros llanos, se enfilan a proporcionar papa de la buena a una gran cantidad de venezolanos.
El caso es que nuestro Comandante Presidente, en orden a un concepto de hermandad nostramericana profundo, arraigado en lo histórico, en lo espiritual y en lo político; giró instrucciones para suscribir un acuerdo de hermanamiento entre la provincia de Cochabamba (cuyo gobernador electo formaba parte de la comitiva de Evo) y nuestra querida Barinas, ambas hijas dilectas del Libertador, ricas en recursos naturales y humanos; ayer dominadas por la impudicia del imperialismo y sus lacayos y hoy victoriosas por el aliento de sus pueblos y la conducción del llanero Comandante Presidente Chávez y por el aymara Evo Morales.
Pero allí, entre el gentío, y también recibiendo el afecto de todos, se encontraba un artífice de postín que en ese momento presenciaba en los hechos lo que su mente prefiguró al proponer al pueblo de Barinas un programa de gobierno denso, creativo, coherente que lo llevó a obtener la victoria en las pasadas elecciones de Gobernadores y alcaldes. Sí. Nos referimos a Adán Chávez, barinés, de este domicilio, civilmente hábil, mentor político de nuestro proceso político y, last but no least, revolucionario comprometido con la transformación positiva de nuestro pueblo.
Con el rigor que le otorga su profesión académica, orlado de pedigree de izquierda, el profe Adán delineó el futuro de nuestra Patria chica aterrizando en lo concreto los marcos teóricos de nuestro Plan Nacional Simón Bolívar, al mando de un equipo de cabezas calientes que, pasando de largo unas presurosas noches y nutriéndose de las demandas populares, obtuvo como resultado los planes y proyectos que, como dijo el Presidente Chávez: “Van colocar a Barinas como una potencia dentro de la gran potencia que ya comienza a ser Venezuela”.
Y no es paja, camaradas: La página 15 del Programa de Gobierno que Adán Chávez sometió a la voluntad del pueblo (y que dejó tristes, aburridos y haciendo cui cui a los candidatos de oposición que hicieron unas ranchificadas propuestas en contenido y presentación) titulada “Nueva Geopolítica Internacional” dice en su introducción: “Se propone la construcción de un mundo multipolar en la búsqueda de la justicia social, la solidaridad y las garantías de paz bajo un diálogo fraterno entre los pueblos, con autodeterminación y respeto a las libertades de pensamiento”. Acto seguido, se enumeran las líneas concretas del accionar de Barinas en sus relaciones con los países del nuevo mundo libre que, más allá de los monstruos del imperialismo, se va configurando.
Hoy, a más de un año de la asunción de Adán (en cuyo lapso por cierto ganamos TODOS los procesos electorales) la gente empieza a acostumbrarse en su cotidianidad a ver por ahí a unos catires grandotes que no son gringos, a chinos que cada día machacan mejor el español (y que por cierto no pelan una carne en vara), a unos tipos que parecen árabes pero son cultísimos persas y hermanos latinos que vienen del sur a traernos su tecnología y sus deliciosas maneras de hacer parrilla. Mención especial merecen los hermanos cubanos que se han asimilado a la barinidad con mucho afecto y que se han convertido a punta de amor, solidaridad y alegría en los consentidos del pueblo. A este crisol de nacionalidades, que cada día incrementará el cariz cosmopolita a nuestro estado, se suman a las tradicionales colonias española, italiana, portuguesa, árabe, peruana y colombiana a quienes le hemos dado nuestro afecto y hospitalidad sin discriminación alguna.
Los bielorrusos, por ejemplo están trabajando como hormigas en la gasificación de nuestro estado y en la construcción de la ciudad gemela de Barinas, que se ubicará en el otro margen del Río Santo Domingo; los chinos nos construyen un bojote de buenas viviendas y nos enseñan sus probadas técnicas agrícolas mientras dan empleo y bienestar al barinés; los iraníes tienen a punto de caramelo una fábrica de maquinaria agrícola y concesionaria de autos, y los argentinos y paraguayos nos ayudan en los mataderos industriales y plantas recolectoras de basura, respectivamente. También los vietnamitas, hijos de Ho Chi Mih y del general del pueblo que ganó a los gringos, Vo Nguyen Giap, nos enseñan sus técnicas del cultivo de arroz al tiempo que se crían peces en esos mismos arrozales ¡como para preparar un inmediato asopao de pescao! Y los cubanos le entrompan con nosotros por lograr la inclusión total en salud, deportes, cultura y distribución eléctrica.
Súmele a estas especificidades la cooperación energética, de defensa, financiera, comercial, cultural y deportiva que como nación establecemos con distintos países y veremos porqué nuestro estado se pierde de vista, inscrito por la visión de estadista de nuestro Gobernador Adán Chávez en una multipolaridad alucinante, vertiginosa, plena de cooperación, progreso, bienestar y mucho pueblo contento.
martes, 4 de mayo de 2010
lunes, 5 de abril de 2010
Los asesores cubanos: mentiras de Borges, Saturno y Vega
En un acto que agrupa los vicios de la oposición venezolana Julio Borges, arrellanado en un mullido sofá de alguna oficina en el este Caracas, exige explicaciones en torno a la presencia de asesores cubanos que, según él, copan las esferas del poder en Venezuela. Como cacatúas vocingleras el diputado Lorenzo Saturno y Juan Miguel Vega en Barinas, se han apresurado a rebotar la calumnia, calificando de “extraños” los gastos en que se ha incurrido para el mantenimiento de las misiones. Y como dice una amiga mía: No hay un pendejo que salga a defendernos.
No sólo causa pena ajena y estupor el chauvinismo cavernícola de los aludidos y la ignorancia supina que exhiben. Flamea en sus espíritus la más ruin mezquindad que se configura al negar una verdad del tamaño de una catedral: los cubanos han venido a echarle bolas con nuestros revolucionarios para quebrarle el espinazo a la exclusión y hacerle llegar a los desposeidos un pedacito de justicia convertida en salud, educación, cultura, deporte y otros sectores.
Calientes están aún las declaraciones donde Nelson Mandela, Premio Nobel de la Paz (y del aguante, decimos nosotros) dijo que la participación del ejército libertador cubano en Angola había abierto las puertas para la demolición del oprobioso apartheid en Sudáfrica. También frescas están en la memoria colectiva unas cifras que dan cuenta de la nobleza del pueblo cubano y que no por ser guarismos, no dejan de traducirse en un torrente de solidaridad con la humanidad: mientras el imperio estadounidense despliega más de 200.000 soldados alrededor del mundo, la mayoría en el Oriente Medio, con la finalidad de saquear riquezas naturales sin que les importe asesinar hombres mujeres y niños, la Cuba martiana tiene desplegados también en todo el mundo un magnífico ejército de más de 70.000 hombres y mujeres, profesionales de la salud, que llevan curación y alivio a donde se encuentre un ser humano sufriendo y sin importar si el país posee, o no, riquezas naturales para explotar. Y mientras Bill Clinton organizaba un concierto de lo más “nice” para darle el toque “cool” a una tragedia que debería avergonzarnos; mientras los países por solidaridad o afán de figuración enviaban ayuda y médicos a la isla del gran Petión, ya los cubanitos estaban allá desde hacía tiempo, calladitos, bregando junto al pueblo haitiano por el primer derecho humano que tanto olvidan los cipayos: el sagrado derecho a la vida.
LA SUPREMA PRUEBA DE AMOR…Y PERDÓN
Cuando por Semana Santa hasta el más maluco se siente bendecido, el rábula de Julio Borges, la vulgaridad encarnada en Lorenzo Saturno y el oportunista pagafantas Juan Miguel Vega, arremeten contra las misiones cubanas bajo el pequeñísimo cálculo electoral que les prodigaría la agitación a través del odio. Olvidan a un viejo y derechoso mentor, Winston Churchil, quien con razón dijo: “que mientras el político piensa en las próximas elecciones, el estadista piensa en las próximas generaciones”. Por eso, siendo gente capaz hasta de vender a su abuela, no han dejado muñeco con cabeza y la han emprendido contra las misiones, contra el pueblo cubano y contra la hermandad de los dos países para enriquecer la peregrina tesis de una “silenciosa invasión cubana”. Es cómico, pero triste.
Contrastan estas abyectas ejecutorias con un hecho concreto, histórico, comprobable que sonrojó hasta el preinfarto a la canalla fascista internacional: la Misión Milagro cubana, la que se encarga de devolverle la vista a los pobres, hizo en Bolivia el milagro de curar los ojos a Mario Terán, ni más ni menos que el sargento que mató al Ché Guevara, ese flacuchento y martirizado médico que vino al mundo a enseñarnos que el amor es el principal motor de la Revolución. ¿Quién duda que de no ser por las balas asesinas que disparó Terán no andaría por ahí el Ché enrolado como médico cubano salvando vidas? Pero la vida (y la muerte) es como es y quiso el destino que al hoy anciano Terán, cegado por las cataratas, lo sanara el espíritu del hombre herido e inerme contra quien disparó a sangre fría, envalentonado por el alcohol.
Reseña un artículo de Gramma que “el Ché, herido y desarmado, sentado en el piso de tierra de la escuelita, observó (a Terán) vacilante y temeroso, y tuvo todo el coraje que le faltaba a su asesino para abrirse la raída camisa verdeolivo, descubrirse el pecho y gritarle: 'No tiembles más y dispara aquí, que vas a matar a un hombre'. Terán, cumpliendo órdenes de los generales René Barrientos y Alfredo Ovando, de la Casa Blanca y de la CIA, disparó sin saber que las heridas mortales abrían huecos junto a aquel corazón para que continuara marcando la hora de los hornos'.
Por tanto ¿qué moral pueden tener unos minúsculos seres que niegan la solidaridad de un pueblo cuyo Apóstol José Martí dijo al Bolívar pétreo de la plaza caraqueña: “Venezuela: déme en que servirla, en mí tiene a un hijo”?; ¿de un Ché que en plenos combates ordenaba atender por igual a los heridos de los bandos enfrentados? ¿Cómo niegan mezquinamente a los millones de venezolanos beneficiados con el influjo benefactor de las misiones cubanas?
LOS MALOS CUBANOS
Sí es cierto que ha habido cubanos (mejor decimos “nacidos en Cuba”, porque no merecen su gentilicio) que junto a sátrapas criollos como Carlos Andrés Pérez ha dejado su impronta de miseria y dolor humano. Estos “asesores-asesinos”, entronizados incluso como funcionarios de alto nivel del gobierno venezolano sirvieron como arietes del imperialismo para llevar a cabo operaciones como la voladura del avión cubano que el 6 de octubre de 1976, quitó la vida a 73 personas, entre ellos los 24 integrantes del equipo juvenil de esgrima de Cuba, 11 jóvenes guyaneses que viajaban a Cuba para estudiar Medicina, 5 coreanos de la delegación oficial de la República Popular Democrática de Corea y varios tripulantes de Cubana de Aviación.
Estos terroristas, amparados por la impunidad que les brinda el imperio asesino como ellos, jamás han pagado sus culpas. Nombres como Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y Orlando García todavía “suenan” en la comunidad gusana de Miami y añoran a Carlos Andrés Pérez quien, aún pudriéndose en vida, sueña con un regreso vengador con la ayuda, por supuesto, de títeres cipayos como Julio Borges, Lorenzo Saturno y Juan Miguel Vega. Pero hoy la historia es otra.
No sólo causa pena ajena y estupor el chauvinismo cavernícola de los aludidos y la ignorancia supina que exhiben. Flamea en sus espíritus la más ruin mezquindad que se configura al negar una verdad del tamaño de una catedral: los cubanos han venido a echarle bolas con nuestros revolucionarios para quebrarle el espinazo a la exclusión y hacerle llegar a los desposeidos un pedacito de justicia convertida en salud, educación, cultura, deporte y otros sectores.
Calientes están aún las declaraciones donde Nelson Mandela, Premio Nobel de la Paz (y del aguante, decimos nosotros) dijo que la participación del ejército libertador cubano en Angola había abierto las puertas para la demolición del oprobioso apartheid en Sudáfrica. También frescas están en la memoria colectiva unas cifras que dan cuenta de la nobleza del pueblo cubano y que no por ser guarismos, no dejan de traducirse en un torrente de solidaridad con la humanidad: mientras el imperio estadounidense despliega más de 200.000 soldados alrededor del mundo, la mayoría en el Oriente Medio, con la finalidad de saquear riquezas naturales sin que les importe asesinar hombres mujeres y niños, la Cuba martiana tiene desplegados también en todo el mundo un magnífico ejército de más de 70.000 hombres y mujeres, profesionales de la salud, que llevan curación y alivio a donde se encuentre un ser humano sufriendo y sin importar si el país posee, o no, riquezas naturales para explotar. Y mientras Bill Clinton organizaba un concierto de lo más “nice” para darle el toque “cool” a una tragedia que debería avergonzarnos; mientras los países por solidaridad o afán de figuración enviaban ayuda y médicos a la isla del gran Petión, ya los cubanitos estaban allá desde hacía tiempo, calladitos, bregando junto al pueblo haitiano por el primer derecho humano que tanto olvidan los cipayos: el sagrado derecho a la vida.
LA SUPREMA PRUEBA DE AMOR…Y PERDÓN
Cuando por Semana Santa hasta el más maluco se siente bendecido, el rábula de Julio Borges, la vulgaridad encarnada en Lorenzo Saturno y el oportunista pagafantas Juan Miguel Vega, arremeten contra las misiones cubanas bajo el pequeñísimo cálculo electoral que les prodigaría la agitación a través del odio. Olvidan a un viejo y derechoso mentor, Winston Churchil, quien con razón dijo: “que mientras el político piensa en las próximas elecciones, el estadista piensa en las próximas generaciones”. Por eso, siendo gente capaz hasta de vender a su abuela, no han dejado muñeco con cabeza y la han emprendido contra las misiones, contra el pueblo cubano y contra la hermandad de los dos países para enriquecer la peregrina tesis de una “silenciosa invasión cubana”. Es cómico, pero triste.
Contrastan estas abyectas ejecutorias con un hecho concreto, histórico, comprobable que sonrojó hasta el preinfarto a la canalla fascista internacional: la Misión Milagro cubana, la que se encarga de devolverle la vista a los pobres, hizo en Bolivia el milagro de curar los ojos a Mario Terán, ni más ni menos que el sargento que mató al Ché Guevara, ese flacuchento y martirizado médico que vino al mundo a enseñarnos que el amor es el principal motor de la Revolución. ¿Quién duda que de no ser por las balas asesinas que disparó Terán no andaría por ahí el Ché enrolado como médico cubano salvando vidas? Pero la vida (y la muerte) es como es y quiso el destino que al hoy anciano Terán, cegado por las cataratas, lo sanara el espíritu del hombre herido e inerme contra quien disparó a sangre fría, envalentonado por el alcohol.
Reseña un artículo de Gramma que “el Ché, herido y desarmado, sentado en el piso de tierra de la escuelita, observó (a Terán) vacilante y temeroso, y tuvo todo el coraje que le faltaba a su asesino para abrirse la raída camisa verdeolivo, descubrirse el pecho y gritarle: 'No tiembles más y dispara aquí, que vas a matar a un hombre'. Terán, cumpliendo órdenes de los generales René Barrientos y Alfredo Ovando, de la Casa Blanca y de la CIA, disparó sin saber que las heridas mortales abrían huecos junto a aquel corazón para que continuara marcando la hora de los hornos'.
Por tanto ¿qué moral pueden tener unos minúsculos seres que niegan la solidaridad de un pueblo cuyo Apóstol José Martí dijo al Bolívar pétreo de la plaza caraqueña: “Venezuela: déme en que servirla, en mí tiene a un hijo”?; ¿de un Ché que en plenos combates ordenaba atender por igual a los heridos de los bandos enfrentados? ¿Cómo niegan mezquinamente a los millones de venezolanos beneficiados con el influjo benefactor de las misiones cubanas?
LOS MALOS CUBANOS
Sí es cierto que ha habido cubanos (mejor decimos “nacidos en Cuba”, porque no merecen su gentilicio) que junto a sátrapas criollos como Carlos Andrés Pérez ha dejado su impronta de miseria y dolor humano. Estos “asesores-asesinos”, entronizados incluso como funcionarios de alto nivel del gobierno venezolano sirvieron como arietes del imperialismo para llevar a cabo operaciones como la voladura del avión cubano que el 6 de octubre de 1976, quitó la vida a 73 personas, entre ellos los 24 integrantes del equipo juvenil de esgrima de Cuba, 11 jóvenes guyaneses que viajaban a Cuba para estudiar Medicina, 5 coreanos de la delegación oficial de la República Popular Democrática de Corea y varios tripulantes de Cubana de Aviación.
Estos terroristas, amparados por la impunidad que les brinda el imperio asesino como ellos, jamás han pagado sus culpas. Nombres como Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y Orlando García todavía “suenan” en la comunidad gusana de Miami y añoran a Carlos Andrés Pérez quien, aún pudriéndose en vida, sueña con un regreso vengador con la ayuda, por supuesto, de títeres cipayos como Julio Borges, Lorenzo Saturno y Juan Miguel Vega. Pero hoy la historia es otra.
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lunes, 29 de marzo de 2010
Breve breviario de alienación y fetichismo en Barinas
Barinas, tierra llanera caminos de palma y sol, como lo pregona Tarife, vive una explosión de prosperidad y abundancia. Obras de infraestructura y un entramado socialista de instituciones benefician al pueblo y, un poco al desgaire, un poco al desgarriate, mejoramos sustantivamente nuestra calidad de vida. Y aunque las viudas del escualidismo sigan en el llantén mientras se forran de billete todo, TODO, se lo debemos al camarada Comandante Chávez, es decir, a la Revolución.
Pero a este noble pueblo, con una tradición ancestral de opresión y luchas libertarias, ha llegado ese “caballito que llaman progreso”. Ha estallado la abundancia y se instalan presurosamente las catedrales del consumismo bobalicón con su promesa de traer a la Tierra el Reino del Dios Capitalista. ¡Llegan los centros comerciales! y con ellos los comportamientos burguesoides.En dichas fortalezas neomedievales priva ya el sentimiento de lo exclusivo, que es una manera elegante de llamar a lo excluyente. Si usted tiene la condición de ser del pueblo, con un fenotipo tirando a pollo o a gallina piroca, pronto se le acercará un malencarado guardián para espetarle:-¿El “suidadano” a dónde se dirige? Se reserva el derecho de admisión.No importa que cuente con los bolívares fuertes que justifican sus compras, ni siquiera si está forrado de cobres. Su pinta lo delatará como un inaceptable tierrúo a los ojos de los catires y catiras naturales u oxigenadas que pululan en estos centros y que, curiosamente, son dueños de los establecimientos comerciales.
En los restaurantes conseguirá cualquier cantidad de frutas exóticas para su batido o merengada: albaricoques, duraznos, manzanas, dátiles. Ni se le ocurra pedir un preparado con mango, greifrú o naranja agria, porque aunque se pierdan en nuestros campos, el mesonero le dirá que no hay. El “coldonblú de pollo” abunda como la verdolaga y las hamburguesas de McDonalds cumplen su promesa de envenenarnos. ¿Coporo frito o sudao? ¿Picadillo de carne seca? ¿Pisillo de chiguire? Ni pa´remedio, pariente.Los locutores y locutoras de radio hablan como pollos roncos y, si son jóvenes, quieren parecerse a cualquiera de los jipatos que aparecen en MTV. Los niños de papá exhiben sus rústicos vehículos ensuciados a juro, mientras son admirados por unos pobres de solemnidad que sin ser ricos fingen serlo. El set de esta película es usualmente una licorería que embrutece con aguardiente a la juventud saltando a la torera leyes y ordenanzas.
En salones de fiestas con alcurnia de anime, sincopadamente bailan “la hora loca” disfrazados de paltó con 40 grados de temperatura, en fiestas que nunca llegarán a la revista Hola.El vallenato adquiere el estatus de música criolla por obra y gracia de los “cidiceros” que difunden a precio de gallina flaca su mensaje alienante. La misma música llanera es contaminada por una fiebre de por vender a toda costa que convierte a cantantes llaneros en exponentes del afeminamiento, babosería e incultura. Aunque todavía y gracias a Dios, la poesía del llano sale de gargantas auténticas.En los barrios, donde gente pobre ha saltado virtuosa o viciosamente a la clase media, las perversiones del fetichismo horadan la ética de la solidaridad: padres se sacan las tripas para comprar zapatos extranjeros de marca, guayas de oro relumbran los cuellos de obreros.El propósito es miserable: pretender una sofisticación oligofrénica y demostrarle al prójimo que tienen billete.
Los ricos fraguados en la satrapía puntofijista olvidan a Zamora y Santa Inés. Veneran la oligarquía de Páez y pagan salarios de miseria a empleados esquiroles. Perpetúan la desigualdad en decorados de plástico y oropel. Mientras se quejan de la inseguridad construyen alcabalas en las urbanizaciones que los protejan de los ladrones. ¿O será que esas rejas nos protegen de ellos, los verdaderos ladrones? ¿Será que en un arranque de conciencia deciden autoencarcelarse?
Citamos para finalizar el diálogo jamás entablado del camarada Raúl Crespo:¿De dónde sacó tu padre su fortuna?De mi abuelo.¿Y de dónde la sacó tu abuelo?De mi bisabuelo.¿Y de dónde la sacó tu bisabuelo?La robó.Conciencia, conciencia, conciencia. Que no desmayemos para combatir la frivolidad. Vamos ganando, palmo a palmo, frase a frase, grito a grito, la guerra contra la injusticia. No volverán. ¡Pero coño, despierten la conciencia, pajúos!
Pero a este noble pueblo, con una tradición ancestral de opresión y luchas libertarias, ha llegado ese “caballito que llaman progreso”. Ha estallado la abundancia y se instalan presurosamente las catedrales del consumismo bobalicón con su promesa de traer a la Tierra el Reino del Dios Capitalista. ¡Llegan los centros comerciales! y con ellos los comportamientos burguesoides.En dichas fortalezas neomedievales priva ya el sentimiento de lo exclusivo, que es una manera elegante de llamar a lo excluyente. Si usted tiene la condición de ser del pueblo, con un fenotipo tirando a pollo o a gallina piroca, pronto se le acercará un malencarado guardián para espetarle:-¿El “suidadano” a dónde se dirige? Se reserva el derecho de admisión.No importa que cuente con los bolívares fuertes que justifican sus compras, ni siquiera si está forrado de cobres. Su pinta lo delatará como un inaceptable tierrúo a los ojos de los catires y catiras naturales u oxigenadas que pululan en estos centros y que, curiosamente, son dueños de los establecimientos comerciales.
En los restaurantes conseguirá cualquier cantidad de frutas exóticas para su batido o merengada: albaricoques, duraznos, manzanas, dátiles. Ni se le ocurra pedir un preparado con mango, greifrú o naranja agria, porque aunque se pierdan en nuestros campos, el mesonero le dirá que no hay. El “coldonblú de pollo” abunda como la verdolaga y las hamburguesas de McDonalds cumplen su promesa de envenenarnos. ¿Coporo frito o sudao? ¿Picadillo de carne seca? ¿Pisillo de chiguire? Ni pa´remedio, pariente.Los locutores y locutoras de radio hablan como pollos roncos y, si son jóvenes, quieren parecerse a cualquiera de los jipatos que aparecen en MTV. Los niños de papá exhiben sus rústicos vehículos ensuciados a juro, mientras son admirados por unos pobres de solemnidad que sin ser ricos fingen serlo. El set de esta película es usualmente una licorería que embrutece con aguardiente a la juventud saltando a la torera leyes y ordenanzas.
En salones de fiestas con alcurnia de anime, sincopadamente bailan “la hora loca” disfrazados de paltó con 40 grados de temperatura, en fiestas que nunca llegarán a la revista Hola.El vallenato adquiere el estatus de música criolla por obra y gracia de los “cidiceros” que difunden a precio de gallina flaca su mensaje alienante. La misma música llanera es contaminada por una fiebre de por vender a toda costa que convierte a cantantes llaneros en exponentes del afeminamiento, babosería e incultura. Aunque todavía y gracias a Dios, la poesía del llano sale de gargantas auténticas.En los barrios, donde gente pobre ha saltado virtuosa o viciosamente a la clase media, las perversiones del fetichismo horadan la ética de la solidaridad: padres se sacan las tripas para comprar zapatos extranjeros de marca, guayas de oro relumbran los cuellos de obreros.El propósito es miserable: pretender una sofisticación oligofrénica y demostrarle al prójimo que tienen billete.
Los ricos fraguados en la satrapía puntofijista olvidan a Zamora y Santa Inés. Veneran la oligarquía de Páez y pagan salarios de miseria a empleados esquiroles. Perpetúan la desigualdad en decorados de plástico y oropel. Mientras se quejan de la inseguridad construyen alcabalas en las urbanizaciones que los protejan de los ladrones. ¿O será que esas rejas nos protegen de ellos, los verdaderos ladrones? ¿Será que en un arranque de conciencia deciden autoencarcelarse?
Citamos para finalizar el diálogo jamás entablado del camarada Raúl Crespo:¿De dónde sacó tu padre su fortuna?De mi abuelo.¿Y de dónde la sacó tu abuelo?De mi bisabuelo.¿Y de dónde la sacó tu bisabuelo?La robó.Conciencia, conciencia, conciencia. Que no desmayemos para combatir la frivolidad. Vamos ganando, palmo a palmo, frase a frase, grito a grito, la guerra contra la injusticia. No volverán. ¡Pero coño, despierten la conciencia, pajúos!
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domingo, 28 de marzo de 2010
¡A leer, chigüires del Play Station!
Dijo un veguero en nuestra natal Barinas que los precandidatos a diputados nos lanzamos al agua como chigüires a una laguneta. Ha sido verdaderamente una estampida grandiosa de gente que, abiertas las compuertas de participación y democracia por el Comandante Presidente, ha corrido a inscribirse como flamantes aspirantes a encamburarse. Pero, para decirlo bíblicamente, “de todo hay en la Villa del Señor”.
Fuimos presurosos a la convocatoria que nos hizo Chávez al TTC para que se nos diera letra en torno a la importancia política, cuantitativa y cualitativa, del tamaño reto que habíamos asumido. Así, fue un verdadero gusto encontrarnos con hombres y mujeres de probadas capacidades intelectuales y morales que hacían la cola para acreditarse y después ingresar al teatro, pero una que otra vez nos topamos con gente que, verdaderamente, están ideopolíticamente más extraviadas que Mandinga en un convento.
Por ejemplo un mofletudo señor, blackberry en mano y atavío integral de Tommy Hilfiger, se desguañangaba diciendo a sus casuales interlocutores de la cola, que lanzaba su aspiración desde el estado X, para promover un crecimiento económico que llenara de centros comerciales a sus comarcas, mediando ¡válgame Dios!, el financiamiento del Estado para la instalación de franquicias. Otras señoras, unas más que menos agraciadas, apenas podían hablar debido al encorsetamiento que les generaba el body Miranda que prolijamente venden las mismas empresas que en Medellín financian a las narcoparacas Autodefensas Unidas de Colombia. Sus vestiduras y afeites daban cuenta de una genuflexa adhesión a la sociedad de consumo que con tanto ahínco combatimos y sus alhajas, como por ejemplo anillos en ¡los 10 dedos de la mano!, nos recordaban que aunque el hábito no hace al monje, definitivamente sí lo distingue.
Pero la aceituna del martini la advertimos como peligro mayor cuando el Comandante Presidente escuchó a una candidata a diputada de nuestro Oriente que al ser inquirida en torno a su aspiración, se trabó en un galimatías de larga extensión donde tuvo la nada envidiable capacidad de no decir absolutamente nada. El Presidente, con toda la caballerosidad del mundo pero de seguro abochornado por la panfletaria y vacua intervención, dijo que “había que leer”, que la coherencia era importante y que el discurso debía ser una línea recta entre dos puntos. Pena ajena, pena partidista, sentimos.
Y es que el discurso consignero y panfletario evidencia la carencia de aprendizaje por parte de quienes son o pretenden ser líderes en nuestro proceso político. Cuando no le escanciamos al cerebro los prolijos saberes del acervo del pensamiento socialista mundial, definitivamente la boca dará cuenta de la pobreza de nuestras ideas. Y si, más aun, lo que le echamos al coco es basura televisiva, comida chatarra mediática lista para untar, el resultado es un discurso pleno de paja pura y dura. Por eso algunos suspiros de dolor revolucionario damos cuando nos encontramos a “dirigentes”, muchos de ellos profesores universitarios, que alquilan en los tarantines hasta quince películas de la miasma hollywodiana para embutírselas en tan solo un fin de semana. Fin de mundo.
También es lamentablemente común advertir la pobre argumentación de quienes dicen “no tener tiempo para leer” presos del tareismo y el dulce manguareo entre el chateo y el faceboock. No toman en cuenta los pazguatos el ejemplo de un hombre que percibimos muy, pero muy ocupado: el Comandante Chávez. Este hombre dialéctico, progresivo y visionario cada día se densifica en discurso y acción gracias a las lecturas que acomete con una feroz hambre intelectual. Ni se diga del caballo Fidel Castro: cuenta el Nobel Gabriel García Márquez que horas después de haberle entregado el manuscrito de la novela “El amor en los tiempos del cólera” al comandante, recibió de este profusas, detalladas y argumentadas correcciones que daban cuenta de un saber enciclopédico. Y ¿cómo hacen estos gigantes para saber tanto si están tan ocupados? ¿Viendo Globovisión? ¡Qué va pana burda!
Hay, en general, tres fuentes de saber: una son los viajes, a los cuales no todos tenemos acceso; otra es la lectura y andar y conversar con gente que sepa. Pero detrás, previo a todo esto, debe estar la convicción de que nuestro futuro y el de la Patria estará definido por la Batallas de las Ideas, por esa munición de conocimientos que alberguemos en el coco, listos para dispararla contra el capitalismo, que es la más acabada y estructurada forma de democratizar la ignorancia. Y huelga decir que a este combate no podemos ir sin conocer la “o” por lo redonda.
Y si usted es uno de esos que aún después de viejo se pega a los combates chimbos del Play Station, sepa que no va para ningún baile, porque la Revolución es ser, saber y actuar. Así que, colegas chigüires, ¡a leer porque la Revolución nos lo exige!
Fuimos presurosos a la convocatoria que nos hizo Chávez al TTC para que se nos diera letra en torno a la importancia política, cuantitativa y cualitativa, del tamaño reto que habíamos asumido. Así, fue un verdadero gusto encontrarnos con hombres y mujeres de probadas capacidades intelectuales y morales que hacían la cola para acreditarse y después ingresar al teatro, pero una que otra vez nos topamos con gente que, verdaderamente, están ideopolíticamente más extraviadas que Mandinga en un convento.
Por ejemplo un mofletudo señor, blackberry en mano y atavío integral de Tommy Hilfiger, se desguañangaba diciendo a sus casuales interlocutores de la cola, que lanzaba su aspiración desde el estado X, para promover un crecimiento económico que llenara de centros comerciales a sus comarcas, mediando ¡válgame Dios!, el financiamiento del Estado para la instalación de franquicias. Otras señoras, unas más que menos agraciadas, apenas podían hablar debido al encorsetamiento que les generaba el body Miranda que prolijamente venden las mismas empresas que en Medellín financian a las narcoparacas Autodefensas Unidas de Colombia. Sus vestiduras y afeites daban cuenta de una genuflexa adhesión a la sociedad de consumo que con tanto ahínco combatimos y sus alhajas, como por ejemplo anillos en ¡los 10 dedos de la mano!, nos recordaban que aunque el hábito no hace al monje, definitivamente sí lo distingue.
Pero la aceituna del martini la advertimos como peligro mayor cuando el Comandante Presidente escuchó a una candidata a diputada de nuestro Oriente que al ser inquirida en torno a su aspiración, se trabó en un galimatías de larga extensión donde tuvo la nada envidiable capacidad de no decir absolutamente nada. El Presidente, con toda la caballerosidad del mundo pero de seguro abochornado por la panfletaria y vacua intervención, dijo que “había que leer”, que la coherencia era importante y que el discurso debía ser una línea recta entre dos puntos. Pena ajena, pena partidista, sentimos.
Y es que el discurso consignero y panfletario evidencia la carencia de aprendizaje por parte de quienes son o pretenden ser líderes en nuestro proceso político. Cuando no le escanciamos al cerebro los prolijos saberes del acervo del pensamiento socialista mundial, definitivamente la boca dará cuenta de la pobreza de nuestras ideas. Y si, más aun, lo que le echamos al coco es basura televisiva, comida chatarra mediática lista para untar, el resultado es un discurso pleno de paja pura y dura. Por eso algunos suspiros de dolor revolucionario damos cuando nos encontramos a “dirigentes”, muchos de ellos profesores universitarios, que alquilan en los tarantines hasta quince películas de la miasma hollywodiana para embutírselas en tan solo un fin de semana. Fin de mundo.
También es lamentablemente común advertir la pobre argumentación de quienes dicen “no tener tiempo para leer” presos del tareismo y el dulce manguareo entre el chateo y el faceboock. No toman en cuenta los pazguatos el ejemplo de un hombre que percibimos muy, pero muy ocupado: el Comandante Chávez. Este hombre dialéctico, progresivo y visionario cada día se densifica en discurso y acción gracias a las lecturas que acomete con una feroz hambre intelectual. Ni se diga del caballo Fidel Castro: cuenta el Nobel Gabriel García Márquez que horas después de haberle entregado el manuscrito de la novela “El amor en los tiempos del cólera” al comandante, recibió de este profusas, detalladas y argumentadas correcciones que daban cuenta de un saber enciclopédico. Y ¿cómo hacen estos gigantes para saber tanto si están tan ocupados? ¿Viendo Globovisión? ¡Qué va pana burda!
Hay, en general, tres fuentes de saber: una son los viajes, a los cuales no todos tenemos acceso; otra es la lectura y andar y conversar con gente que sepa. Pero detrás, previo a todo esto, debe estar la convicción de que nuestro futuro y el de la Patria estará definido por la Batallas de las Ideas, por esa munición de conocimientos que alberguemos en el coco, listos para dispararla contra el capitalismo, que es la más acabada y estructurada forma de democratizar la ignorancia. Y huelga decir que a este combate no podemos ir sin conocer la “o” por lo redonda.
Y si usted es uno de esos que aún después de viejo se pega a los combates chimbos del Play Station, sepa que no va para ningún baile, porque la Revolución es ser, saber y actuar. Así que, colegas chigüires, ¡a leer porque la Revolución nos lo exige!
La ·Tercera Vía" de Wilmer Azuaje es la tercera metida de pata
Como un acto de patético extravío político calificamos el muy reciente pregón del político barinés Wilmer Azuaje donde se adhiere a la desvencijada tesis de la Tercera Vía de Tony Blair. No sabemos si llorar o reír con esta absurda declaración,: el diputado Wilmer Azuaje, en vez de defender los más caros intereses de la sociedad barinesa, salta como mono con pulgas de una acera política a la otra, cambia de discurso como quien cambia de camisa y al levantarse en la mañana dice “buenas noches” nada más con el propósito de meter la primera mentira del día.
La Tercera Vía del exprimer ministro británico Tony Blair, y que hoy asume Wilmer Azuaje como quien descubre el agua tibia, es un carro chocado en la chivera de las ideas políticas. La tercera vía no era ni chicha ni limonada; ni masa ni mazamorra: era un revoltillo con lo peorcito del capitalismo disfrazado de socialismo y como tal fue rechazada. Wilmer Azuaje debería ponerse a leer, a estudiar o cuando menos debiera asesorarse con gente que conozca teoría política. Así no haría el ridículo que hoy presenciamo.
LAS VERDADERAS TRES VIAS DE AZUAJE
La tres vías de Azuaje son tres barrancos políticos en realidad: La primera fue cuando se disfrazó de revolucionario y fue repudiado por el pueblo; la segunda la constituyen sus intentos por ingresar a las filas de oposición, siendo rebotado como traidor y la tercera es la actual: comportarse como un saltimbanqui de la politiquería que no haya de qué palo ahorcarse y ponerse a dar lástima pregonando tesis políticas anacrónicas y fracasadas. Definitivamente, Wilmer Azuaje con sus tres vías, quedó “como chiva que pare tres".
La Tercera Vía del exprimer ministro británico Tony Blair, y que hoy asume Wilmer Azuaje como quien descubre el agua tibia, es un carro chocado en la chivera de las ideas políticas. La tercera vía no era ni chicha ni limonada; ni masa ni mazamorra: era un revoltillo con lo peorcito del capitalismo disfrazado de socialismo y como tal fue rechazada. Wilmer Azuaje debería ponerse a leer, a estudiar o cuando menos debiera asesorarse con gente que conozca teoría política. Así no haría el ridículo que hoy presenciamo.
LAS VERDADERAS TRES VIAS DE AZUAJE
La tres vías de Azuaje son tres barrancos políticos en realidad: La primera fue cuando se disfrazó de revolucionario y fue repudiado por el pueblo; la segunda la constituyen sus intentos por ingresar a las filas de oposición, siendo rebotado como traidor y la tercera es la actual: comportarse como un saltimbanqui de la politiquería que no haya de qué palo ahorcarse y ponerse a dar lástima pregonando tesis políticas anacrónicas y fracasadas. Definitivamente, Wilmer Azuaje con sus tres vías, quedó “como chiva que pare tres".
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RESEÑADA POR MEDIOS: Ataques contra el Gobernador demuestran fracaso oligarca
Para Pedro Gerardo Nieves, presidente del Consejo de Comunicadores Socialistas del Estado Barinas, los ataques contra el Gobernador comprueban palmariamente que los latifundistas- oligarcas barineses fracasan en sus intentos de tomar espacios políticos. Por eso plañideramente se desmadran en declaraciones calumniosas sin orden ni concierto cuyo fin es sembrar confusión en cualquier infeliz que lea o escuche sus cotorras intrascendentes, sostiene.
Apunta el comunicador que las declaraciones recientes de Gustavo Mora tienen un amargo sabor a tango de arrabal. “Cuesta abajo en su rodada, el plutócrata barinés pretende surfear sobre las matrices comunicacionales generadas con motivo de la rápidamente sofocada crisis bancaria, pero está más enreda'o que un gato en un mosquitero”.
“Las viudas de los banqueros corruptos de la IV República, que fueron premiados con jugosos auxilios financieros por parte del Gobierno de Rafael Caldera no pueden tolerar que el Gobierno Bolivariano haya mandado a la cárcel a los banqueros involucrados, haya recuperado sus dudosas propiedades y le haya entregado a los ahorristas los churupos que pretendían esquilmarles”. Durante el reinado adecopeyano las crisis bancarias eran corruptamentemente resueltas entregando boloñas de plata a los banqueros para que huyeran del país; ¿y los ahorristas? quedaban en la carraplana, afirma Nieves.
Las hayacas, el Niño Jesús y los estrenos de los ahorristas hoy están garantizados en efectivo por un Gobierno que tiene compromisos sólo con el pueblo. “Ya lo escribían Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, que los gobiernos de las democracias burguesas se convierten en Consejos de Administración de las clases opresoras. Hoy, cuando construimos una Revolución Popular, el compromiso es con el pueblo, actor histórico que hoy asume el protagonismo”.
A Gustavo Mora lo podemos mandar a llorar al Valle, dice Nieves. Puede lamentarse de que sus financistas estén presos y cacarear su amarga derrota. “Pueden inventar mil calumnias contra Chávez y nuestro gobernador, pueden decir que aquí viene el Apocalipsis, pueden pedirle la renuncia al Papa y pueden decir misa, si quieren. Pero mientras no entiendan que aquí gobierna el pueblo, van a quedar en el aire acondicionado de las panaderías donde hacen política, más aburridos que una pulga en un peluche”.
Jocosamente finaliza Nieves diciendo que “los banqueros corruptos que financiaban a Gustavo Mora y demás lacayos de la oligarquía aplicaban el principio que irónicamente postulaba el dramaturgo Bertolt Bretch: “¿Para qué robar un banco si podemos fundar uno?”.
Apunta el comunicador que las declaraciones recientes de Gustavo Mora tienen un amargo sabor a tango de arrabal. “Cuesta abajo en su rodada, el plutócrata barinés pretende surfear sobre las matrices comunicacionales generadas con motivo de la rápidamente sofocada crisis bancaria, pero está más enreda'o que un gato en un mosquitero”.
“Las viudas de los banqueros corruptos de la IV República, que fueron premiados con jugosos auxilios financieros por parte del Gobierno de Rafael Caldera no pueden tolerar que el Gobierno Bolivariano haya mandado a la cárcel a los banqueros involucrados, haya recuperado sus dudosas propiedades y le haya entregado a los ahorristas los churupos que pretendían esquilmarles”. Durante el reinado adecopeyano las crisis bancarias eran corruptamentemente resueltas entregando boloñas de plata a los banqueros para que huyeran del país; ¿y los ahorristas? quedaban en la carraplana, afirma Nieves.
Las hayacas, el Niño Jesús y los estrenos de los ahorristas hoy están garantizados en efectivo por un Gobierno que tiene compromisos sólo con el pueblo. “Ya lo escribían Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, que los gobiernos de las democracias burguesas se convierten en Consejos de Administración de las clases opresoras. Hoy, cuando construimos una Revolución Popular, el compromiso es con el pueblo, actor histórico que hoy asume el protagonismo”.
A Gustavo Mora lo podemos mandar a llorar al Valle, dice Nieves. Puede lamentarse de que sus financistas estén presos y cacarear su amarga derrota. “Pueden inventar mil calumnias contra Chávez y nuestro gobernador, pueden decir que aquí viene el Apocalipsis, pueden pedirle la renuncia al Papa y pueden decir misa, si quieren. Pero mientras no entiendan que aquí gobierna el pueblo, van a quedar en el aire acondicionado de las panaderías donde hacen política, más aburridos que una pulga en un peluche”.
Jocosamente finaliza Nieves diciendo que “los banqueros corruptos que financiaban a Gustavo Mora y demás lacayos de la oligarquía aplicaban el principio que irónicamente postulaba el dramaturgo Bertolt Bretch: “¿Para qué robar un banco si podemos fundar uno?”.
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